Guía turística de Varsovia
A la sombra de su vecina Cracovia, Varsovia es uno de los destinos turísticos europeos emergentes. Su intensa historia llena de invasiones hace que lo clásico, lo moderno y la mezcla de culturas se crucen en sus calles. El arte y sobre todo la música ocupan un lugar destacado en su vida. Chopin, uno de sus hijos más insignes, tiene recordatorios en cada uno de sus rincones y parques. Un lugar que sin duda merece la pena conocer.a
Capital de Polonia y con mucha Historia
La capital de Polonia se encuentra situada en el centro de Europa,. en un lugar estratégico, cruce de antiguas rutas. Su ubicación ha hecho que a lo largo de sus cerca de ochocientos años de historia haya sufrido la invasión de suecos y trasilvanos, nazis y soviéticos.
La II Guerra Mundial, devastó la ciudad. El casco histórico quedó hecho ruinas. Pero los varsovitas, acostumbrados a reponerse de los duros golpes resurgieron de sus cenizas y devolvieron al centro de la ciudad el aspecto que por entonces tenía. Por sus calles el visitante puede encontrar imágenes de cómo quedó la ciudad tras ser bombardeada y se puede admirar como los edificios fueron reconstruidos en unos pocos años tal y como eran en un principio. Un ejemplo es el Castillo Real, del que tras los bombardeos sólo quedó la puerta en pie y que hoy luce como hace setenta años. El resto de edificios de la zona más antigua de la ciudad fueron reconstruidos a partir de los lienzos de artistas que habían encontrado en sus fachadas la inspiración.
El resto de la ciudad se divide entre la sobriedad y la apuesta por el futuro. Enormes edificios de pisos grises y de ventanas pequeñas fueron el legado de los soviéticos junto al Palacio de Cultura y Ciencia. Una enorme torre echa a imagen de la universidad de Moscú, la más alta de la ciudad, a la que se puede ascender para divisar una panorámica de esta capital. La imagen es la de una ciudad triste, pero que ahora intenta colorear las fachadas de los edificios para borrar el recuerdo de sus peores años.
El Ghetto judío
Merece mención especial el Ghetto judío, que permanece en el imaginario colectivo por la película de Roman Polanski, El pianista. Los semitas fueron cercados y aislados por los nazis durante la II Guerra Mundial. No les proporcionaban alimento y así fueron muriendo miles de ellos por hambre y epidemias, el destino de otros muchos fueron los campos de concentración. Pero los judíos de Varsovia consiguieron hacer frente durante unos días a los discípulos de Hitler y para recordarlo, donde antes se ubicaba el Ghetto, hay un monumento que lo recuerda. Conmueve oír esta historia al lado del lugar donde miles de personas perdieron la vida por la sinrazón nazi.
Ahora Varsovia es un lugar ejemplo de convivencia donde sinagogas, mezquitas e iglesias comparten espacio. De mayoría cristiana, el cruce de culturas no es un problema, quizá porque todos tienen muy presente su historia y no quieren que nada parecido se repita.
Turismo, arte y cultura en Varsovia
Pero esta ciudad guarda también un lugar muy especial para la música, la cultura y el arte. Pasear por sus parques repletos de flores y con el exotismo que proporcionan los pavos reales que campan sus anchas por ellos da un toque de color a esta ciudad gris. Los lugares reservados para los conciertos y recitales de pianos asoman a cada esquina. El más significativo es el parque Lazienki, donde entre árboles y palacetes, se levanta un monumento al maestro Fryderyk Chopin, que se convierte en escenario cuando se aproxima el buen tiempo. Miles de rosales rodean a esta figura donde los amantes de la música encuentran un asiento al aire libre para disfrutar de la música.
La Plaza del Mercado de la Ciudad Vieja es el corazón de la ciudad. Rodeada de bares, tiendas de souvenires y puestos callejeros de arte es uno de los principales atractivos. Las calles que llevan hacia ella están repletas de joyerías, donde el ambar, en todo tipo de aplicaciones, toma los escaparates.
Y para poder visitar esta ciudad también es necesario reponer fuerzas y la gastronomía es uno de sus puntos fuertes. A precios muy asequibles se puede degustar en cualquier restaurante sus especialidades. El codillo y las sopas reinan en sus mesas. Y para celebrar la estancia que mejor que una cerveza polaca o copita de algunos de los vodkas que se preparan en la zona.
En cuanto a las comunicaciones, autobuses y tranvías son los medios recomendados por los polacos para moverse por la ciudad. El metro está en fase de desarrollo y cuenta con pocos puntos de enlace y hay que tener cuidado con los taxis porque no tiene tarifas uniformes y un pequeño trayecto se puede convertir en un paseos turístico por la ciudad inesperado.
En este nuevo siglo la capital polaca sigue creciendo y muestra de ello es que los rascacielos han cambiado su perfil. Su reciente incorporación a la Unión Europea es un nuevo desafío para este país acostumbrado a superarse. Varsovia es una ciudad única, cruce de oriente y occidente, abierta a todos y quién la visite no quedará decepcionado. Les espera una cita con la Historia.
Imágenes: Paolo T