Los cerezos del Valle del Jerte
Con la llegada de la primavera el Valle del Jerte se engalana con el traje blanco de los cerezos en flor. Y sus habitantes emprenden un ritual para pedir a la estación entrante que mime sus árboles para que den sus mejores frutos. Más que una fiesta, para ellos la celebración es una oración. La manifestación de los cerezos florecidos no es únicamente un espectáculo visual que asombra a los miles de turistas que se acercan hasta el valle desde los puntos más diversos de la Península, es una epxresión de prosperidad. Las colinas “nevadas” son la fuente de ingreso más importante de los agricultores del Jerte.
Los cerezos en flor en Primavera
Quince días al año. Tan solo durante una quincena la primavera teje el manto blanco con las flores de los cerezos y cubre el valle del Jerte. Pasadas las dos semanas, el paisaje se va tornando granate hasta que llega la hora de la recogida del fruto. Este año los coletazos de frío han demorado la explosión de los cerezos, retrasando una semana la floración, pero no ha sido motivo suficiente para impedir que se celebre la gran fiesta del Valle.
Hasta el próximo día 28 de marzo miles de extremeños y visitantes de otros lugares que no quieren perderse la oportunidad de ver la ladera y paisaje que ofrece esta comarca se concitan para observar de cerca la estampa nevada que recrea el más de un millón de cerezos cuajados de flores blancas.
Como si de una montaña alpina se tratase, los cerezos, estratégicamente plantados en una hilera de escalones que jalonan cada montaña, marcan la ruta inolvidable que recorre los municipios del Valle: Barrado, Cabezuela del Valle, Cabrero, Casas del Castañar, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Rebollar, Tornavacas, El Torno y Valdastillas son algunos de los pueblos que se cobijan alrededor de río Jerte y su valle.
La comarca lucha con la burocracia administrativa para que la peculiar celebración sea declarada por la Junta de Extremadura de Interés Turístico Regional. No es para menos si se considera que el espectáculo frutal reúne cada año a cerca de 20.000 personas. Las aglomeraciones de gente en los once municipios durante el fin de semana de verbena natural han obligado a los alcaldes de la zona a prolongar durante toda una semana las actividades del Cerezo en Flor y realizarlas en distintos puntos de la comarca del Jerte. Además, la masificación alentada por el tremendo auge del turismo ecológico estaba dañando la tierra.
Corazón de cereza
En una de estas pequeñas poblaciones, un pueblo blanco encaramado a la umbría de la sierra del Alfaro, se lee “Corazón de la cereza”. Esta fruta, la primera joya en recolectarse de la agricultura extremeña, se adelanta a la oliva y se convierte en la reina de los bosques de castaños y robles que la escoltan con su magnánima presencia de estos lares.
La cereza es la reina, con la Denominación de Origen por corona. El Valle, escondido en las estribaciones de la Sierra de Gredos está favorecido por un microclima que lo ha convertido en un vergel en donde, junto a la cereza, se cultivan ciruelas, peras, higos y castañas y el bosque proporciona frambuesas, zarzamoras, grosellas y moras que riegan, en forma de licores, los festejos primaverales.
El Valle del Jerte está ubicado en la zona norte de la provincia de Cáceres y limita al norte con las provincias de Salamanca y de Ávila. Está atravesado, en su recorrido, 53 kilómetros desde Plasencia al puerto de Tornavacas (1.275 mts.), por la N-110 que parte de la citada ciudad y pasa por Navaconcejo, Cabezuela, Jerte y Tornavacas. De la N-110 también parten pintorescas carreteras hacia los pueblos ubicados en las laderas, caso de El Torno y Rebollar (orientados al este) o Casas del Castañar, Cabrero, Piornal y Valdastillas, al Oeste. La Mancomunidad de Municipios del Jerte incluye a once ayuntamientos, incluido alguno, como Barrado, que no está en el propio valle pero se ha dejado contagiar.
Imagen: Asociación Valle del Jerte